Eva ayuda en al crisis Europea


Gira europea

Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron en una gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España (18 días), Italia y el Vaticano (20 días), Portugal (3 días), Francia (12 días), Suiza (6 días), Brasil (3 días) y Uruguay (2 días). Su intención oficial era oficiar de embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados en Europa con la obvia intención de impulsarla a su regreso a hacerse cargo de un nuevo sistema de obras sociales. En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su vuelta, en la creación de la Fundación Eva Perón.
Eva Perón bautizó la gira con el nombre de Gira del Arco Iris. La denominación se originó en una candorosa afirmación de Evita a poco de llegar a Europa:
No vine para formar un eje, sino solo como un arco iris entre nuestros dos países.36
España, fue la primera escala de su viaje, cuando era gobernada por el dictador Francisco Franco. Estuvo en Villa Cisneros, Madrid, Toledo, Segovia, Galicia, Sevilla, Granada y Barcelona. Hay decenas de testimonios sobre el desagrado de Evita acerca del modo que se trataba a los obreros y a las personas humildes en España.37 38 Mantuvo una situación tirante con la esposa de Franco, Carmen Polo, debido a su intento de mostrarle el Madrid histórico de los Austrias y los Borbones en lugar de los hospitales públicos y los barrios obreros («barrios de chabolas»).39 37 También se dice que utilizó su diplomacia e influencia con Franco para obtener el perdón de la militante comunista Juana Doña.40
De regreso en la Argentina, contaría:
A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de «rojos» porque habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada.41
Evita llega a Madrid donde es recibida con veintiún cañonazos y una multitud de obreros españoles.
El viaje continuó por Italia, donde almorzó con el ministro de Relaciones Exteriores, visitó guarderías infantiles y recibió críticas de grupos comunistas que asimilaban el peronismo al fascismo.
En el Vaticano fue recibida por el Papa Pío XII, quien le entregó el rosario de oro y la medalla pontificia que llevó en sus manos al momento de morir, después de mantener una reunión a solas de 15 minutos. De lo que allí hablaron el Papa y Eva no ha quedado ningún testimonio directo, con excepción de un breve comentario posterior de Perón sobre lo que su esposa le había contado. El diario La Razón de Buenos Aires cubría la noticia del siguiente modo:
El Papa la invitó entonces a tomar asiento junto a su escritorio y comenzó la audiencia. Ni una sola palabra se ha dado a conocer oficialmente de la conversación que sostuvieron el Sumo Pontífice y la señora de Perón, pero un miembro de la casa papal indicó que Pío XII le hizo presente a la señora de Perón su agradecimiento personal por la ayuda que la Argentina ha prestado a las naciones europeas azotadas por la guerra, y por la colaboración que ha prestado la Argentina en la obra de socorro de la Comisión Pontificia. Al cabo de 27 minutos, el Sumo Pontífice oprimió un pequeño botón blanco en su escritorio. Una campanilla sonó en la antecámara y la audiencia llegó a su fin. Pío XII obsequió a la señora de Perón un rosario con una medalla de oro conmemorativa de su pontificado.42
Después de visitar Portugal, donde fue recibida por multitudes, se dirigió a Francia, donde se vio afectada por la publicación en la revista France Dimanche de una foto suya en una propaganda de jabón realizada algunos años atrás, en la que aparecía con una pierna descubierta, algo muy cuestionable para una mujer según los estándares morales de entonces. De todos modos se entrevistó con el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Édouard Herriot, entre otros políticos. El jesuita Benítez la llevó a Notre Dame a hablar con el Nuncio Apostólico en París, Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli, futuro Papa Juan XXIII, quien le dio la siguiente recomendación:
Si de verdad lo va a hacer le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea.43
Benítez afirmó que a Roncalli le impresionó la figura de Evita inclinando su cabeza frente al altar de la Virgen mientras se escuchaba elHimno Nacional Argentino: ¡Ha vuelto la emperatriz Eugenia de Montijo!, afirmó que dijo el prelado.44
La gira continuó por Suiza, donde se entrevistó con dirigentes políticos. Sobre su escala en ese país se han realizado muchas especulaciones intentando asociarla a hechos de corrupción, pero los historiadores no han encontrado pruebas que permitan sostenerlas. Finalmente descartó visitar Gran Bretaña debido a que la familia real se encontraba en Escocia, y antes de volver visitó Brasil y Uruguay.

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